El aire toca suavemente sobre mi piel, respiro verde y agua, paz y calma, me muevo al compás de las melodías del alma dejándome un suave sabor a rodomiel.

Aurora Leizart

Nuestra fuerza viene de dónde procedemos y de la historia de nuestro pueblo 

En el desierto no hay atascos. Un tuareg en la ciudad del escritor Moussa Ag Assarid

Este lugar siempre me ha generado una atracción que sólo puedo comprender si retorno a mis orígenes. Desde pequeña mis abuelos y mis padres me hablaron de su vida al transitar por este lugar, además de que, durante mucho tiempo, fue una vía transitada por medio de cayucos para ir a la ciudad de Villahermosa, en Tabasco.

Las personas oriundas de mi villa le llaman a este lugar “Playa larga” porque durante los periodos de lluvia el agua del río se exitende sobre la planicie y todo se vuelve navegable.

Además de todo esto, lo que más me atrae de este sitio es su quietud. Al ser una extensa zona con árboles distanciados entre sí, puedes contemplar la lejanía, las garzas, los árboles y el agua mientras contemplas la profundidad del cielo con sus hermosas nubes que te llenan de calma, paz y alegría por la vida.

Título:
Atardecer en calma

Técnica:
Acrílico sobre lienzo

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